El año 2020 fue un año atípico que cambió la vida de miles de personas, un año en que nadie se esperaba la llegada imprevista de un virus llamado COVID- 19, una pandemia que trascendió fronteras, que no distinguió de estratos sociales, ni religiones, que ha dejado más de 70 millones de personas contagiadas y más de 1,6 millones de muertos en todo el mundo.
Como resultado de la expansión del virus, más de la mitad de la población mundial ha sido sometida a algún tipo de confinamiento, se ha impuesto el distanciamiento social, en combinación con el aislamiento de adultos mayores, cierre de colegios y cancelación de cualquier evento para evitar aglomeraciones.
En ese contexto, un gran número de países ha decidido cerrar colegios y universidades y moverse a educación virtual, también aumentar el teletrabajo y reducir la movilidad de la población, implementando cuarentenas obligatorias, lo cual significa que los hogares deben estar dentro de su vivienda por periodos de dos o más semanas, provocando una grave recesión económica por todo el planeta.
Aunque estas estrategias han sido efectivas para reducir la tasa de contagio, ha tenido consecuencias sociales y económicas importantes, especialmente en lugares donde las condiciones socioeconómicas de los ciudadanos son una de las principales barreras para poder adquirir bienes y servicios de la población.
Frente a esta situación, su Fuerza Aérea Colombiana a través del Comando Aéreo de Combate No.4, desplegó todas sus capacidades operacionales para combatir de frente este virus que ha segado la vida de miles de personas, disponiendo de sus aeronaves y personal para llegar a los lugares más apartados, cargados de esperanza.
Mientas las calles se encontraban desoladas por los confinamientos; militares salían a recorrer municipios, veredas y barrios vulnerables del departamento para llegar con ayudas a las familias más necesitadas.
En este largo camino y sin descansar un solo día, se buscaron ayudas a grandes empresas de la región quienes, sin ánimo de lucro, consternados y conmovidos por la difícil situación, se vincularon activamente con mercados, elementos de aseo y kits de bioseguridad para beneficiar a poblaciones de escasos recursos que sin duda alguna estaban pasando por muchas necesidades.
Así fue como este Comando Aéreo, alzo el vuelo de sus aeronaves cargadas con más de 7.000 mercados con productos básicos de la canasta familiar, entregados en municipios como Melgar, Girardot, Flandes, Chaparral, Planadas, Icononzo y Neiva; beneficiando alrededor de 36.000 personas con necesidades básicas insatisfechas, entre las que se encontraban niños, madres cabeza de hogar y adultos mayores.
Mas de 700 horas de vuelo fueron empleadas en las 339 misiones desarrolladas por helicópteros Bell 212, Huey II y Bell 206 Ranger de su Fuerza Aérea Colombiana en los departamentos del Tolima, Huila y parte de Cundinamarca; que incluyeron además, perifoneo aéreo, terrestre y lanzamiento de volantes con mensajes que buscaban crear conciencia a la población sobre la importancia de quedarnos en casa y adoptar las medidas impartidas por el gobierno para evitar la propagación del virus en las regiones.
Esta pandemia generada por el coronavirus, cegó y continua apagando la vida de muchas personas, obligó a las empresas a reinventarse buscando la manera de sobrevivir, de sostener sus negocios, muchos perdieron sus empleos, pero lamentablemente los más afectados han sido las personas en situaciones de pobreza que no tienen como cubrir sus necesidades más básicas como comer y que por sus características son más vulnerables también a contagiarse, son ellos quienes desafortunadamente han sufrido las consecuencias más severas de la epidemia y es por ellos, que los hombres y mujeres de la Fuerza Aérea Colombiana continúan trabajando día a día.
Que nostalgia es ver a los niños viendo a través de sus ventanas, sin poder salir a disfrutar del juego o la diversión que emana la niñez, que triste y desconsolador es encontrar en este tiempo a abuelos abandonados a la suerte de un mundo y una sociedad que los olvida, pero que satisfactorio es poder ayudar con el noble corazón de servir a quienes más lo necesitan y que mejor que portando un uniforme lleno de gloria y triunfos.
Nuestros militares han combatido en los tiempos de guerra, han salido victoriosos y triunfantes, ahora combaten de frente un enemigo invisible tan letal como las mismas armas que se ha llevado compañeros y familiares, pero con valentía y seguridad de sus actos han seguido firmes llegando a donde más los necesitan.
El Comando Aéreo de Combate No.4 con sus aeronaves de ala rotaria seguirá en la lucha incansable para llevar bienestar y esperanza en medio de las angustias, la zozobra y la soledad que ha dejado esta enfermedad; un virus que, a pesar de la pérdida de miles de vidas, los grandes problemas de salud y económicos que ha causado, también nos ha dejado reflexiones que deberían trascender en nuestras mentes y corazones, para tener una existencia en plenitud y generar un plus en el paso por la tierra después de esta cruda experiencia humana.
Fuente: prensa – Fuerza Aérea Colombiana