El costo para elaborar un artefacto explosivo, por parte de los grupos armados al margen de la ley, es de USD $2 (entre 9.000 y 12.000 pesos), mientras que dotar un grupo antiexplosivos para realizar búsqueda, localización, neutralización y destrucción de un artefacto explosivo, es de más de mil millones de pesos.
En los últimos 20 años han sido afectados por artefactos explosivos y minas antipersonal, 8.115 militares, y entre 2007 y 2022, 2.557 personas civiles.
La mina antipersonal es activada por la víctima, mientras que, el artefacto explosivo improvisado es activado por un victimario que se encuentra con cubierta y protección, esperando el paso de la tropa para iniciar el explosivo.
Con la premisa de que “un error es el último”, los integrantes de los grupos antiexplosivos del Ejército Nacional han destruido 7.400 artefactos explosivos en todo el país, durante el 2022, lo que significa que, en promedio, son más de 20 artefactos diarios neutralizados.
Estos valientes anti explosivistas caracterizados por sus nervios de acero y alta precisión, hacen parte de los nueve Grupos Marte (Manejo de Artefactos Explosivos); 900 equipos EXDE (Explosivos y Desminados), y 25 equipos EXDE – Delta, dotados contra medidas electrónicas, del Centro Nacional contra Artefactos Explosivos Improvisados y Minas, CENAM.
Cada uno de ellos, con una misión específica, son capacitados para neutralizar, buscar y destruir artefactos explosivos instalados por grupos armados al margen de la ley; los Marte, ubicados en todas las divisiones del Ejército del país, son los encargados de los artefactos explosivos de mayor complejidad; los EXDE, acompañan todas las operaciones militares en terreno, y los EXDE – Delta, protegen la infraestructura crítica del Estado.
Al respecto de esta labor, el teniente coronel Yerson Rincón, director del CENAM, asegura que la misión de sus hombres está enfocada en proteger, prevenir y prever, para “ganar la guerra contra los artefactos explosivos”.
“La misión de un equipo EXDE, es una de las más vitales, es proteger a nuestros compañeros, y de paso, garantizar el tránsito y la movilidad de la población civil. Es un soldado que 24 / 7 está colocando el pecho, exponiendo su vida a ese artefacto explosivo instalado por esas organizaciones al margen de la ley; está analizando, verificando y garantizando la movilidad de las unidades y la movilidad de la población civil”, sostiene el director.
Es así, como desde el 2001, cuando en Colombia entró en vigor el tratado de Ottawa, la Fuerza Pública adquirió el gran compromiso de luchar contra las minas, instaladas en los campos, muchas de ellas con componentes electrónicos y químicos, cuya finalidad es causar el mayor daño posible a los campesinos y a los uniformados a su paso.
Dentro de estos uniformados, altamente capacitados, se encuentra el teniente coronel Leonardo Fonseca, hoy director de Desminado Militar, que, con experiencia de más de 15 años en manejo de explosivos, afirma que su mayor satisfacción es “hacer la diferencia, hacer algo por salvar vidas, bien sea directamente en el área de operaciones o estratégicamente”.
Con toda la experticia al momento de neutralizar artefactos, pero también con la experiencia al relatar detalladamente la historia, el coronel Fonseca, asiente que, en el 2010, aún después de implementar las técnicas, tácticas y procedimientos, fueron superadas las mil víctimas del Ejército Nacional, entre heridos y asesinados.
“Muchos de ellos, perdían las dos piernas, las manos, con afectaciones que son indescriptibles, muchos muertos de los que no pudimos entregar ni una sola pieza de su cuerpo “, describe Fonseca.
Un equipo EXDE está conformado por 5 hombres: el suboficial comandante, dos detectoristas; un operador del Ecaex (Equipo Contra Artefactos Explosivos), y un binomio canino, con un ejemplar de raza labrador o pastor belga malinois.
Son procedimientos milimétricos, que cada uno de ellos tiene tatuado en la memoria: el comandante analiza la amenaza en un cono de 180 grados, verifica que no exista ningún alambre de tropiezo o algo que no esté acorde a la vegetación; se establece la seguridad perimétrica; se evacúa el área del personal; el operador emplea el Ecaex en diferentes sitios; se envía al ejemplar canino; se acerca el detectorista de metales y, por último, se destruye el artefacto.
Así lo describe el capitán Jhon Jiménez, comandante de la compañía de Ingenieros de Eliminación de Artefactos Explosivos, quien con 30 años y una experiencia de 14 trabajando en los departamentos del Meta, Guaviare, Vaupés, Putumayo, Antioquia y Cundinamarca, agrega que las minas antipersonal son un “enemigo perfecto”. “Se convierte en un enemigo silencioso, porque no come, no duerme, siempre está ahí, nunca lo vemos y en cualquier momento podemos accionarlo”.
Desde el 2003 hasta la fecha, el Ejército Nacional ha neutralizado 289.186 artefactos explosivos, cuya elaboración oscila entre los 9.000 y 12.000 pesos, elaborados de múltiples formas, usan desde tarros de leche hasta ejemplares equinos que acondicionan con explosivos, donde simplemente se necesita de un contenedor, interruptor, fuente de energía, iniciador, intensificador metálico y una carga principal.
Fuente: comunicación sectorial – Ministerio de Defensa Nacional