En tiempos de guerra y pandemia, tanto el personal médico como militar, arriesgan sus vidas por asegurar la preservación de la integridad de otros, algunos y quienes ni siquiera consideran el hecho que significa sacrificar el cuerpo, la mente y hasta el corazón por obtener la tranquilidad que la sociedad tanto espera.
Edwin Villamizar Gómez es un soldado profesional del Ejército Nacional de Colombia, con 35 años de edad, quien al igual que varios de sus compañeros o ‘cursos’, sintió en su interior la necesidad de servir a su pueblo, prestando su servicio militar en el segundo contingente del año 2003, donde integró el Grupo de Caballería Mecanizado General José Miguel Silva Plazas, en Duitama, Boyacá.
Después de cumplir su tiempo de servicio militar, tomó la decisión, así como se dice en la milicia: “a convicción”, de hacerse soldado profesional en el año 2007. Transcurridos los años, este bumangués, el menor de cuatro hermanos, quien es sus tiempos de descanso y vacaciones, vive felizmente en el campo, donde manifiesta sentirse en paz por el aire que allí puede respirar.
El hombre en mención, significa para su esposa y sus dos hijos, un verdadero héroe, quien por su completa abnegación, generosidad, así como su bondad y ese sentimiento de justicia, que le llena el pecho de orgullo y honor, le permiten sacar fuerzas para seguir luchando por conseguir la gloria que solo Dios otorga a sus guerreros.
El soldado profesional Villamizar es un hombre apasionado por la vida, le gustan los animales y la naturaleza, tanto así que en su antigua unidad se dio a la tarea de adoptar y cuidar a quien en la actualidad es su compañera incondicional, una perrita de raza criolla que lo sigue y acompaña a donde este se dirige. En cuanto sus funciones propias, obedece las órdenes de sus superiores con la expectativa de aprender siempre algo nuevo que le aporte conocimiento para su vida personal; siempre trata de hacer la diferencia y asegura sentirse agradecido con la institución, la cual le ha ayudado a sacar adelante a su familia.
Villamizar expresa que una de las cosas más duras para un soldado, es el hecho de tener que alejarse de su familia por largos periodos de tiempo, así como no tener la oportunidad de ver crecer y orientar a sus hijos, e incluso el hecho de ver caer postrado en una camilla a un ser querido por culpa de una bacteria que le daña poco a poco los órganos, tal cual como dice él le pasó a uno de sus hermanos.
Actualmente se encuentra laborando en el Comando de la Fuerza de Tarea Conjunta Aquiles, en el Bajo Cauca antioqueño, a cientos de kilómetros de los suyos, solo espera que la epidemia generada por el covid – 19 no llegue a su hogar. La idea de pensar que algún integrante de su familia llegue a tener esta enfermedad le preocupa enormemente, ya que es consciente de que los protocolos sanitarios son estrictos en cuanto a que es necesario aislar a la persona contagiada o con síntomas del mismo, generando ese temor de no saber si vaya a mejorar o tal vez nunca pueda volver a verla.
Este héroe de carne y hueso, en lo poco que puede aportar para cuidar la salud propia, así como la de sus compañeros, se preocupa mantener aseadas las áreas de trabajo y descanso, llevando puesto a diario su tapabocas y manteniendo una distancia prudente con lo demás.
Fuente: Agencia de Noticias del Ejército Nacional