La Fuerza Aérea Colombiana se permite conmemorar y rendir homenaje al funcionario civil, adjunto tercero, D3, Alberto Munir Osorio Ramírez (Q.E.P.D.), quien fue detenido y desaparecido el 20 de julio de 1998 por las extintas Farc, mientras se desplazaba de Florencia, Caquetá, hacia el Grupo Aéreo del Sur, GASUR, hoy Comando Aéreo de Combate No.6 ‘Capitán Ernesto Esguerra Cubides’, CACOM-6, ubicado en el municipio de Solano, Caquetá. Su memoria permanece viva en su familia, seres queridos e institución.
Recuerdo tu forma de ser, tus detalles y tu amabilidad, esas cosas me enamoraron e hicieron muy feliz. Recuerdo que después de tener un lindo noviazgo nos casamos en la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto en Tres Esquinas, Caquetá, en las instalaciones del Grupo Aéreo del Sur (GASUR), hoy Comando Aéreo de Combate N.6, fruto de ese amor nació nuestra hija Mayra Alejandra, el 15 de noviembre de 1995. Ella trajo alegría y amor a nuestras vidas, pero al poco tiempo de su nacimiento los médicos le diagnosticaron una parálisis cerebral que ha dificultado su desarrollo personal. Desde ese momento he tenido que ser el pilar de nuestra familia, pues he sacado fuerzas de mi ser para apoyar la discapacidad de nuestra hija y sobrellevar tu desaparición. La desaparición de un esposo, de un padre, de un amigo, de un hermano y de un ser extraordinario.
Quiero decirte que el 20 de julio de 1998 fue un día terrible, ese día me entere de que el frente XV de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, te habían detenido y secuestrado sin ninguna explicación y que, a ti, al igual que a otras personas, se les impidió quedar en libertad.
En mi memoria guardo tu última llamada donde me dijiste que después de terminar tu turno de compensatorio ibas a tomar transporte fluvial de Puerto Arango a Tres Esquinas, en el departamento del Caquetá. Ese trayecto aproximadamente dura cuatro horas en lancha, pero ese día, cuando llegaste a la inspección de San Antonio de Getucha, donde comúnmente hacen una parada para que los pasajeros almuercen, sucedió lo impensado. Las personas que presenciaron tu detención me dijeron que fuiste ultimado por dos extraños en el restaurante 'Las Tablitas', quienes te pidieron papeles de identificación, que cuando los mostraste te los arrebataron y que al revisar tu billetera encontraron tu cédula militar, carnet de sanidad, fichero del GASUR y se dieron cuenta de que eras miembro civil de la Fuerza Aérea Colombiana, y te dijeron que tenías que acompañarlos, que no te podías ir, y ahí empezó el calvario.
En la lancha que viajabas iba un señor que estaba trabajando en construcción en la Base Aérea y al llegar al GASUR fue a buscar al Segundo Comandante de la Unidad para contarle lo ocurrido, de inmediato me llamaron e informaron lo sucedido contigo en San Antonio de Getucha. Te cuento que ese instante fue angustioso, no creía lo que escuchaba y me preocupaba mucho por ti, quería saber cómo estabas, cuándo regresarías, por qué te había secuestrado, no lo podía entender.
Al pasar las horas estaba más desesperada y confundida, recuerdo que el Comandante del GASUR me colaboró bastante y brindó toda la ayuda posible para sobrellevar este suceso. El 21 de julio 1998, los asesores de la Base Aérea me recomendaron realizar la denuncia de los hechos ante las autoridades competentes, ese día un avión de la Fuerza Aérea Colombiana me llevó hasta Florencia, Caquetá, para contar lo ocurrido al Comité Internacional de la Cruz Roja, la Defensoría del Pueblo, la Arquidiócesis de Florencia y a todas las personas que te conocían, familiares y amigos.
El 22 de julio, llegó tu mamá a Florencia para acompañarme a poner la denuncia en la Fiscalía General de la Nación, ella fue un gran apoyo, me ayudó mucho a calmarme y a tener esperanza. Con el pasar de los días mi desesperación se incrementaba, al punto de ir permanentemente a la Fiscalía a preguntar por noticias tuyas y ante las negativas me sentía impotente.
Después de dos meses, a finales de septiembre de 1998, regrese a la Base Aérea a retomar mis actividades sin dejar un instante de pensar en ti; el trabajo de alguna manera me distraía un poco de la dura realidad. Recuerdo que el Comandante de la Unidad me citó a una reunión en su oficina, al ingresar se encontraban con él en la sala el Capellán y mi hermana; cuando tomé asiento me dijeron que tenían que darme una noticia, me informaron que la Cruz Roja había comunicado vía telefónica que el señor Alberto Osorio y otros ciudadanos habían sido ejecutados por las Farc, 15 días después de ser detenidos y desaparecidos. Te confieso que no pude contener el llanto y la tristeza me embargó, no comprendía como un funcionario civil que trabajaba como Barman, que no le había hecho mal a nadie, podía ser víctima de la guerrilla.
Debes saber que la vida sin ti no ha sido fácil, he tratado de atesorar los instantes que pasamos juntos, los momentos que disfrutamos al lado de nuestra hijita, recuerdo que tú me ayudabas con la niña, buscabas la manera de proteger sus manos y rodillas para que pudiese gatear y no se lastimará al desplazarse por el suelo. Ese amor por nuestra hija sigue vivo, he sido fuerte para ayudarla en su recuperación, las terapias físicas le han permitido mejorar su movilidad y crecimiento.
La ayuda de Dios, el amor nuestro y los cuidados médicos han permitido que nuestra hija mejore cada día, quiero decirte que gracias a las cirugías y las terapias la niña pudo aprender a caminar a los 7 años, para mí fue un momento de júbilo y de mucha alegría. Creó que cumplí uno de tus sueños, ver caminar a tu hija.
Nuestra hijita te pregunta y en ocasiones me pide el celular para ver tu foto y escribe que te extraña mucho, que quiere ver a su papito. En su habitación tiene tus fotos en cuadros de diferentes tamaños, ella te adora y guarda la esperanza de verte en algún momento.
Han transcurrido 24 años de tu ausencia y tu recuerdo sigue intacto, quiero que sepas lo mucho que te queremos. Cada día al ver a nuestra hija, pienso que vives en ella y que tu amor es la fuerza que nos mueve para avanzar en su recuperación, para no desfallecer en sus controles de neurología, fisiatría y psicología. No dudes que seguiré luchando por nuestro deseo de buscar lo mejor para la niña, ella lo merece y se esfuerza por aprender, hace poco terminó de estudiar en el Sena y obtuvo el título de Tecnóloga en Archivos, su aspiración hoy, a sus 27 años, es ser funcionaria de la Fuerza Aérea Colombiana.
Le pido a Dios diariamente que nos siga ayudado y llevando de su mano, y que te cuide donde quieras que estés. Recuerda que te amamos y pensamos siempre.
Fuente: prensa – Fuerza Aérea Colombina