Este año se han incautado nueve máquinas utilizadas para la extracción ilícita de yacimientos mineros.
La Armada de Colombia, durante el desarrollo de una operación conjunta con el Ejército Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana, coordinada con la Policía Nacional y articulada con la Fiscalía General de la Nación, propinó un duro golpe a las organizaciones criminales al servicio de la explotación ilícita de yacimientos mineros en orillas del río San Juan, Chocó.
Esta operación fue posible gracias al trabajo articulado de la Fuerza Pública y a la presencia permanente de sus unidades en el río San Juan y sus afluentes, con un Grupo de Tarea Fluvial, conformado por una Patrullera de Apoyo Pesada, una lancha patrullera de río, un elemento de combate, un pelotón del Ejército Nacional e imágenes aéreas de la Fuerza Aérea Colombiana, y con el apoyo de la Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación se puso fin a la grave afectación al medio ambiente causada por estos criminales.
Durante la operación se logró la ubicación y posterior destrucción controlada de cuatro máquinas excavadoras, 12 unidades de producción minera y la recuperación de cuatro hectáreas afectadas; de esta forma se mitiga el daño ambiental en el bosque nativo que sufrió deforestación, desplazamiento de fauna, contaminación de fuentes hídricas y daños del suelo y subsuelo producto se está actividad ilícita.
Con la inutilización de esta maquinaria, avaluada aproximadamente en $1.600.000.000, se evita que se generen una renta ilegal mensual hasta de $4.120.000.000, dinero que es captado por el Grupo Armado Organizado, GAO, ELN, mediante la modalidad de cuota extorsiva por extracción, financiación y compra del mineral extraído.
Cabe destacar, que la minería ilegal es una de las mayores fuentes de contaminación ambiental en el Pacífico colombiano, debido a que se realiza sin ningún tipo de control ni consideración por el ecosistema, los elementos tóxicos como el mercurio, usado para la extracción de oro, son desechados de forma indiscriminada cerca a fuentes de agua o comunidades, lo cual supone un alto riesgo para la flora y fauna de la región, ya que genera una extensa degradación del medio ambiente y produce efectos adversos que pueden perdurar durante varias décadas después del cese de las actividades mineras.
Fuente: prensa – Armada de Colombia