En su centésimo nonagésimo noveno aniversario quiero expresar desde lo más profundo de mi corazón, un grito de felicitación, a todos los Infantes que llevan sobre sus hombros 199 años de gloria, donde el rojo de su bandera ondea en el cielo como símbolo de victoria, donde a través de los siglos es considerada la reina de las armas y base de los ejércitos, y simboliza al hombre que hace frente al enemigo con el arma en las manos en la batalla.
Como soldado de Infantería para mi es un honor portar tus fusiles dorados y más aún cuando lo relata la historia de nuestro antepasado que han dejado una huella inolvidable a través de los años, que con orgullo se mantiene el filo de tus tradiciones manteniendo viva tu historia, trasmitiéndola de generación tras generación fortaleciendo sus ideales, ideales que se sembraron en aquella Batalla de Ayacucho, último gran enfrentamiento comprendido dentro de las campañas terrestres de las guerras de independencia hispanoamericanas en América del Sur (1809-1826) donde significó la consolidación de la independencia de la República del Perú.
La Infantería colombiana son los gritos de guerra que nuestros soldados, hombres valerosos y capaces de defender y vencer las adversidades que la guerra pone en cada batalla, que superaron con arrojo derrotando las dificultades, son las glorias de los triunfos y sueños de ser un soldado lleno de valores y principios donde se gesta los pilares, DIOS, FAMILIA, EJÉRCITO, dándole a la Infantería, hombres íntegros donde con decoro elevan la divisa roja y la ondean en lo más alto de los cielos.
A tu nombre quiero elevar plegarias al Todopoderoso, por mis superiores, compañeros, y subalternos de arma, que desde cielo festejan con júbilo, ser parte de este legado. Son y serán parte de la historia como Infantes abnegados, que dieron todo convirtiéndose en ídolos de nuestros corazones.
A ti madre Infantería, te pedimos que llenes de amor a nuestro soldado de nuevas generaciones; de valentía, honor y lealtad para afrontar los retos del futuro. A ti que eres la fuente del valor, llena a nuestros soldados de sabiduría en el campo de combate y que siempre se mantenga un pacto de honor, paso a paso, con el león rampante cubierto de oro y con su espada de plata llevándolos al éxito, así como nuestro General José María Córdova gritó a viva voz... ”¡División! ¡Armas a discreción, de frente, paso de vencedores!
Autoría: Sargento Mayor Gustavo Adolfo Varón. Asesor de comando Escuela de Derechos Humanos Derecho Internacional Humanitario y Asuntos jurídicos del Ejército Nacional.