Con más de 40 misiones aeromédicas, el cabo primero Luis David Salazar desciende desde el cielo para salvar vidas en las áreas más inhóspitas del territorio colombiano un cabo primero del Ejército Nacional
Desde las alturas, la historia del cabo primero Luis David Salazar, rescatista del Ejército Nacional, está llena de coraje y entrega. Todo comenzó en 2014, cuando ingresó al Ejército Nacional, y desde entonces ha forjado su camino para convertirse en instructor de la Compañía de Búsqueda y Rescate en Combate (C-SAR), donde hoy es un pilar fundamental.
Graduado de la Escuela de Suboficiales en 2016, Salazar se destacó en su primera asignación en Leticia, por su impacto humanitario en comunidades alejadas. Ese espíritu de servicio lo llevó a presentar pruebas para la exigente Aviación del Ejército, donde su vocación encontró el propósito al salvar vidas en rescates desafiantes.
Su lista de misiones es extensa, ha encabezado más de 40 evacuaciones aeromédicas, rescatando a casi 100 personas, entre civiles y militares, en condiciones extremas. En cada operación, ha volado bajo fuego enemigo, descendido en plena oscuridad y desafiado la selva cargando su equipo médico de hasta 35 kilogramos.
Uno de los rescates más impactantes en su trayectoria ocurrió durante una operación nocturna, en la que seis sobrevivientes heridos esperaban atrapados en un campamento guerrillero. Entre ellos, un piloto en estado crítico lloraba desconsolado por su tripulación. «Él no dejaba de preguntar por todos», recuerda el cabo primero Salazar con la serenidad de quien ha visto la muerte de cerca.
La Compañía de Búsqueda y Rescate en Combate tiene más de dos décadas de historia y ha realizado 13.500 evacuaciones aeromédicas. Hoy, como instructor, el cabo primero Salazar guía a las nuevas generaciones de rescatistas, preparándolos física y mentalmente para enfrentar misiones extremas. Sus días comienzan con entrenamientos, pruebas de natación, simulacros de control de heridas y trauma y extracción de aeronaves siniestradas, pues sabe que en su oficio la preparación puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
«Uno siempre tiene temor, pero lo que importa es salvar vidas. Lo más gratificante es el agradecimiento de las personas, aunque lo hacemos sin esperar nada a cambio», comenta Salazar. En cada misión, la voz de su madre, quien reza por él antes de cada vuelo, lo acompaña como un escudo invisible.
El cabo primero Luis David Salazar es un héroe silencioso. Su vida está dedicada a quienes han perdido la esperanza, a quienes, en la línea de fuego, confían en que un helicóptero con el equipo de búsqueda y rescate en combate C-SAR aparecerá para salvarlos.
Autor: prensa – Ejército Nacional