Alias “Samuelito” llevaba 30 años en el Eln y era responsable de múltiples acciones terroristas en contra de la Fuerza Pública y la población civil.
Responsable del secuestro del avión Foker de Avianca en el año 1999, del secuestro de 60 personas en la vereda Moralitos, municipio de Morales y el asesinato del excandidato a la alcaldía del municipio de San Pablo, Bolívar, entre otros.
Bolívar. En una operación conjunta de las Fuerzas Militares y coordinada con la Policía Nacional, realizada en el municipio de San Pablo, departamento de Bolívar, fue neutralizado Jacobo David Acuña alias “Samuelito”, cabecilla de la Dirección Nacional del Eln.
Alias “Samuelito”, estaba vinculado a cinco procesos de investigación de la Fiscalía General de la Nación por diferentes delitos entre los que se destaca, concierto para delinquir, homicidio agravado, delito de rebelión, tráfico, fabricación y porte ilegal de armas de fuego.
La operación militar se llevó a cabo en zona rural del municipio de San Pablo, Bolívar logrando la incautación de material de guerra y equipo de comunicaciones. Jacob Acuña, alias “Samuelito” llevaba 30 años en el Eln y era responsable de múltiples acciones terroristas en contra de la Fuerza Pública y la población civil en los departamentos de Bolívar y Antioquia, entre las que se encuentran el asesinado de cinco militares y seis policías, el secuestro del avión Foker de Avianca, el secuestro de 60 personas en la vereda Moralitos, el hostigamiento a la estación de Policía del municipio de Santa Rosa, el asesinato del excandidato a la alcaldía del municipio de San Pablo, Bolívar.
Dentro de su prontuario delictivo fue cabecilla de la Dirección Nacional (DINAL) del Eln, en los Frente de Guerra Nororiental, Sur Occidental, Norte y actualmente Darío Ramírez Castro. Para 2003 y 2004 hizo parte del Estado Mayor Nacional del ELN, posteriormente de la Dirección Nacional – DINAL, alias “Samuelito” era la persona de confianza de alias “Nicolás Bautista” cabecilla político del Eln.
La neutralización de este individuo impacta la Dirección Nacional del Eln, afectando el mando y control de las estructuras y obligando a la reestructuración del componente político de la organización.