El clan familiar montó un centro de entrenamiento de jíbaros en el sur de la capital.
El Ejército Nacional, en coordinación con la Fiscalía General de la Nación, logró la desarticulación de la red delincuencial señalada de controlar la venta de droga en entornos educativos y zonas residenciales de la localidad Rafael Uribe Uribe, en Bogotá. Nueve personas fueron capturadas, entre ellas los cabecillas, quienes habrían reclutado a más de 30 expendedores de estupefacientes.
Gracias a los análisis y acciones judiciales puestas en marcha por las autoridades contra el tráfico local de estupefacientes y la oportuna denuncia ciudadana que ha alertado sobre el incremento de fenómenos delincuenciales en entornos educativos y zonas residenciales fue posible identificar una maniobra ilegal utilizada por una estructura criminal para extender sus líneas de distribución de droga en Bogotá.
En la localidad Rafael Uribe Uribe, en el sur de la ciudad, la red de traficantes, conformada en su mayoría por personas de una misma familia, se habría dedicado a reclutar jóvenes consumidores de estupefacientes, adultos mayores, habitantes de calle y desempleados para enseñarles los diferentes métodos de camuflaje de las sustancias, las zonas de venta, la identificación de potenciales clientes y la cantidad exacta de debían portar para pasar como consumidores y no ser capturados por las autoridades.
Un detallado seguimiento evidenció que el denominado Clan de Los Suancha alcanzó a agrupar algo más de 30 expendedores que, luego de superar una etapa de entrenamiento y confianza, invadía parques, zonas comerciales y residenciales, y los alrededores de dos instituciones educativas públicas de la localidad.
La comercialización de la droga se hacía a plena luz del día, en lugares de alta concurrencia y frente a niños. En varios videos obtenidos por agentes encubiertos se constató que los jefes de las líneas de distribución entregaban las dosis en compañía de sus hijos, algunos de dos, cinco y nueve años de edad, quienes se comportaban como si lo que ocurría en su entorno fuera un juego.
Los investigadores que le siguieron la pista al Clan de los Suancha, constataron que los cabecillas de la organización compensaban los servició ilícitos con estupefaciente, a cada jíbaro le entregaban diariamente cinco papeletas de bazuco y nunca les hacían pagos en dinero.
Gracias al abundante material obtenido, nueve de los presuntos integrantes del Clan de los Suancha fueron identificados, así como sus roles y zonas de expendio de drogas.
Investigadores del CTI de la Fiscalía, con apoyo de la Décima Tercera Brigada del Ejército Nacional, capturaron a estas personas en diligencias cumplidas en los barrios Molinos, Marruecos, Bochica y San Agustín, en el sur de Bogotá; y en Medellín (Antioquia). Entre los detenidos están los presuntos cabecillas, una mujer y un ciudadano venezolano, quienes eran los supuestos encargados de las líneas de distribución y de abastecer la red de jíbaros.
Fuente: Ejército Nacional