Una de las mayores afectaciones que se evidencian en los ecosistemas del suroccidente del país, son producto de la práctica ilegal de explotación de yacimientos mineros que desarrollan diferentes Grupos Armados Organizados, los cuales vienen deteriorando desde hace algunos años afluentes de gran importancia, en esta región del país, desastre ecológico que combate a diario la Fuerza Aérea Colombiana en un trabajo articulado con las demás Fuerzas Militares y la Policía Nacional, así como de manera interinstitucional con otras entidades de control del Estado.
Grandes superficies en los departamentos del Valle del Cauca, Cauca y Nariño son monitoreadas por aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana que, desde los cielos, captan la magnitud de esta modalidad que genera una gran fuente de financiación para estas estructuras criminales que, sin pensarlo, arremeten contra los recursos naturales de la población, pero sobre todo, contra generaciones venideras.
En los últimos tres años, se viene ejerciendo un control estricto de las autoridades para hacerle frente a este acto indiscriminado, donde la unión de esfuerzos ha permitido desarrollar constantes operativos, los cuales hacen parte de puntos estratégicos de la seguridad nacional, dando como resultado la intervención de 46 minas ilegales, producto de ellas, la captura de 21 personas, además de la incautación de 29 excavadoras y la destrucción de 63 máquinas y 7 dragas utilizadas para esta labor, evitando el lucro de más de 22 mil millones de pesos.
A 7 mil pies de altura, plataformas del Comando Aéreo de Combate No.7 realizan patrullajes, en una de las zonas más golpeadas por este fenómeno, capacidades aéreas esenciales que recolectan información para el planeamiento o contribución a contundentes operaciones que velan por la protección del medio ambiente, evitando otros problemas sociales, generados a raíz de este trabajo ilegal, que inclusive, también está acabando con miles de hectáreas de comunidades ancestrales en este lugar del territorio colombiano.
Este tipo de seguimiento se ha realizado a menudo por parte de esta Unidad Militar, en municipios como Cali, Buenaventura, Dagua, Jamundí, en el Valle del Cauca, así como la presencia en El Tambo, López de Micay, Timbiquí y Mercaderes, en el Cauca. Por otro lado, en el sector de Nariño, también se ha establecido un gran trabajo en comunidades como Santa Bárbara de Iscuandé y Magüí Payán, donde el principal objetivo es poder continuar en la lucha incansable por realizar fuertes ofensivas que originen importantes resultados.
Con este tipo de misiones se pretende evitar el deterioro de afluentes y la recuperación de hectáreas de bosques que hoy perdieron su vitalidad por factores climáticos y la utilización de químicos tóxicos para explotación de la tierra, un panorama aterrador que repercute en la existencia de la diversidad en flora y fauna, una de las características que destaca nuestro país ante el mundo.
Hoy la labor ambiental que ejercen los hombres y mujeres de la Fuerza Aérea Colombiana, está inmersa en las políticas de la Institución, donde a través de sus operaciones apuntan no solo en la seguridad de las poblaciones a lo largo y ancho del territorio, sino en la prevención, mitigación y compensación de impactos ambientales como la explotación ilegal de yacimientos mineros, un delito que requiere de la conciencia de todos los colombianos.
Fuente: prensa – Fuerza Aérea Colombiana