El cabo primero Luis Alfonso Rico Gaitán, miembro de la etnia Sikuani, de los Llanos Orientales, ha marcado un hito en la historia del Ejército Nacional al convertirse en el primer indígena tripulante de vuelo, un logro que refleja tanto su dedicación personal como el reconocimiento de las comunidades indígenas en la institución.
Rico Gaitán inició su carrera militar en 2009, cuando se incorporó al Batallón de Infantería N.° 43 General Efraín Rojas Acevedo, en Cumaribo, Vichada, para prestar su servicio militar. Durante dos años, se destacó por su disciplina y compromiso. En 2015, decidió avanzar en su carrera militar e ingresó a la Escuela de Suboficiales.
La oportunidad que cambió su vida llegó en 2018, cuando fue aceptado en la Aviación del Ejército Nacional. «Nos evalúan mucho por la disciplina y la actitud, y creo que esos fueron mis méritos. Somos quienes apoyamos a las tropas en tierra, que tanto nos necesitan», expresa con orgullo.
a vida del cabo está profundamente arraigada a su comunidad. Criado en el resguardo Saracure, de la etnia Sikuani, siempre ha mantenido vivos los valores de unidad y trabajo colectivo que caracterizan a su pueblo. A pesar de las dificultades económicas en su juventud, su madre y los líderes de su comunidad lo alentaron a nunca rendirse y a buscar siempre el progreso.
Ser seleccionado como tripulante de vuelo fue uno de los momentos más emocionantes de su vida. «Cuando los exámenes médicos revelaron que tenía perfil para vuelo, sentí una gran alegría. Sabía que era el fruto del sacrificio, del trabajo constante y de la firme decisión de superarme, a pesar de todos los obstáculos», recuerda. Su primer vuelo fue una experiencia indescriptible.
Hoy, además de ser tripulante de vuelo, Rico Gaitán se desempeña como técnico de mantenimiento, una responsabilidad que asume con el mismo nivel de compromiso que ha mostrado durante toda su carrera. «En cada vuelo, mi prioridad es la seguridad de la tripulación y de la aeronave. Estoy concentrado en revisar los parámetros del avión, pero también atento al exterior, porque mi función es garantizar la seguridad del vuelo».
El cabo primero Rico ha cumplido su sueño de volar y ha dejado una huella imborrable en la historia de su comunidad y del Ejército Nacional. Cada día, antes de una misión, sigue una sencilla pero significativa rutina: al despertar, se persigna y le pide a Dios que todo salga bien.
Su historia es un ejemplo de cómo la disciplina, perseverancia y vocación de servicio pueden superar cualquier adversidad.
Desde los cielos, el cabo primero Luis Alfonso Rico Gaitán continúa sirviendo a Colombia con orgullo, apoyando tanto a las tropas militares como a las comunidades del país.
Autor: prensa – Ejército Nacional