Según la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, las minas antipersonales, los artefactos explosivos improvisados y las municiones sin explotar dejan hasta la fecha un saldo de 12.429 colombianos víctimas de este flagelo; una de ellas es el cabo segundo retirado Gabriel José Abréu Orozco, quien perdió la pierna izquierda al pisar uno de estos artefactos.
El cabo (r) Abréu Orozco realiza un llamado urgente a los grupos armados ilegales para que abandonen esta práctica violatoria del derecho internacional humanitario.
El Ejército Nacional de Colombia viene trabajando en coordinación con entidades gubernamentales y no gubernamentales para prevenir que los soldados como la población civil sigan siendo víctimas del flagelo que representan las minas antipersonales.
Según la Presidencia de la República, entre enero de 1990 y el 29 de febrero de 2024, las minas han dejado un saldo de 7.377 miembros de la Fuerza Pública y 5.052 civiles heridos o fallecidos.
Actualmente, la institución, a través del Departamento Jurídico Integral, lleva a cabo un arduo trabajo para registrar o acreditar ante la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV) y la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) a los militares afectados por minas antipersonal. Este proceso deja como resultado la inclusión de 2105 uniformados en el Registro Único de Víctimas.
El cabo (r) Gabriel José Abréu Orozco fue víctima de uno de estos artefactos explosivos improvisados el 27 de abril de 2016, mientras realizaba operaciones de control territorial en la vereda el Pará, jurisdicción del municipio de Puerto Rico, Caquetá.
Según relata el suboficial, horas antes de pisar la mina antipersonal, ese miércoles fatídico, hizo lo siguiente: «Llamé a mi mamá para decirle que todo estaba bien. Ella me dijo: "mijo, yo siempre escucho que para esa zona hay combates y heridos por minas". Le respondí que tenía razón, pero que yo estaba bien. Cuando pisé la mina, lo primero que pasó por mi mente fue que mi vida se había acabado. Sentía que mi vida se iba lentamente. Pensaba en el dolor que iban a sentir mi mamá y mi papá por lo que me había ocurrido".
Tras el lamentable suceso, Abréu Orozco, oriundo del municipio de Ciénaga, Magdalena, fue auxiliado por sus compañeros y posteriormente evacuado hasta un centro asistencial, donde recibió los primeros auxilios.
"Siempre soñé con ser uno de los mejores soldados de mi Ejército, pero ese sueño murió cuando perdí mi pie. Después del arduo proceso de rehabilitación, que no fue nada fácil, comencé mi nueva vida, y hoy soy un deportista de alto rendimiento, practicando atletismo y representando al departamento del Magdalena", relata el militar en retiro.
El cabo (r) Abréu Orozco, junto a otros militares afectados por artefactos explosivos, solo desea no seguir escuchando o viendo noticias negativas sobre víctimas de minas en el territorio nacional. "Hoy, el único pedido que hacemos los que hemos sido víctimas de este flagelo es que no se instalen más minas antipersonales en los campos de Colombia, ya que estas no discriminan objetivos y cada día afectan a más colombianos, especialmente a los niños".
El Ejército Nacional de Colombia continúa trabajando y capacitando más hombres y mujeres de la institución para contrarrestar estos artefactos que se encuentran prohibidos por el Tratado de Ottawa.
Autor: prensa – Ejército Nacional