Los Héroes bicentenarios son hombres y mujeres comprometidos en cuerpo y alma por un país que una vez juraron defender, es un compromiso por el que los valerosos soldados continúan avanzando, pero ellos van más allá de cumplir con su deber constitucional y por eso siempre están prestos para ayudar a los más necesitados, es aquí donde comienza la historia del Teniente Coronel Julio César Núñez Charris, uno de esos valientes hombres que decidió portar el pixelado para ayudar a los demás y así aportar un granito de arena en la construcción de un mejor país.
Ese liderazgo y trabajo con la comunidad también lo ha implementado en esta parte de la Orinoquía Colombiana, además de trabajar arduamente por combatir los grupos al margen de la ley que delinquen en esta región del país, ha logrado realizar diferentes actividades de acción integral, llegar con payasos, regalos conversar con la comunidad, caminar las zonas urbanas y rurales de los municipios y ayudar a esas personas que tanto lo necesitan.
En uno de los recorridos y visitas se enteró que una familia compuesta por dos jóvenes de 19 y 20 años de edad tenía un niño de dos meses, Nicolás, un pequeño que a su corta edad sufre de hidrocefalia, está próximo a ser operado de hernia y a la espera de un trasplante de hígado. Los padres de este niño son de escasos recursos, no cuentan con un trabajo, y viven en una casa con paredes y techo de zinc ubicada en una zona periférica que a simple vista denota precarias condiciones para que pueda sobrevivir un niño en estas condiciones de salud.
Actividades como estas, hechas desde lo más profundo del corazón, realizan nuestros héroes bicentenarios en rincones apartados de la geografía colombiana para crear lazos de amistad entre la fuerza pública y la población civil, demostrando cada vez más porqué el Ejército Nacional es la institución más querida por los colombianos.
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