Hoy Marcela* y sus cinco hijos cuentan con una vivienda digna que les permitirá seguir cumpliendo metas.
Hace nueve meses Marcela* llegó a Neiva, tras huirle al maltrato intrafamiliar, huyó de uno de los 37 municipios del Huila y se refugió con sus cinco hijos en el calor y la solidaridad de la capital Opita.
Sin dudarlo, sus seres queridos se unieron y decidieron regalarle un terreno para que edificara sus sueños; sin pensarlo dos veces empezó a trabajar, vendió rifas y después de nueve meses logró conseguir los recursos para la construcción de la placa base.
A su proyecto se unieron los soldados del Batallón de Apoyo y Servicios para el Combate de la Novena Brigada y la Fundación Todos Unidos, quienes articularon esfuerzos y capacidades, tocaron puertas y lograron que la Fundación Catalina Muñoz, donara una casa prefabricada.
Los soldados demostrando su voluntad inquebrantable de servicio, fueron encajando cada una de las piezas y lograron lo que tanto anhelaba la familia, un hogar digno y propio.
Las lágrimas, los gestos de gratitud y la certeza de cumplir con el deber que les fue encomendado cuando juraron bandera, se convierten hoy en el mejor aliciente para los soldados del Ejército Nacional, que sin duda alguna seguirán llegando a donde la comunidad más los necesite.