Siendo aproximadamente las 9:30 de la noche, héroes bicentenarios del Ejército Nacional acantonados en Cúcuta - Norte de Santander, esperaban en el helipuerto del Cantón Militar San José la llegada de un helicóptero Black Hawk, el cual transportaba desde las entrañas selváticas del Catatumbo a Prisca, un ejemplar canino antiexplosivos que horas antes había activado una mina antipersonal mientras realizaba procedimientos de registro en el área donde el Eln detonó una carga explosiva contra el oleoducto Caño Limón Coveñas.
Al aterrizar la aeronave, los soldados que hacían parte de la tripulación desembarcaron cuidadosamente a Prisca evitando lastimarla, durante su viaje estuvo en las piernas del Soldado Profesional Jeferson Atenenis Chia, su guía; el cual acariciaba suavemente su cabeza y le expresaba palabras de aliento al oído, mientras ella con una mirada tierna movía lentamente sus orejas.
Los soldados movieron a Prisca a una camilla, cubriendo sus ojos y arropando su cuerpo, para protegerla de la arena que las hélices del helicóptero elevan desde el suelo; transportándola hasta un vehículo que posteriormente se dirigió a un centro médico veterinario de la ciudad.
El soldado profesional Jeferson Chia, expresaba en medio del recorrido que desde su ingreso al Ejército Nacional, se propuso una meta, ser un guía canino y conformar un binomio (ejemplar canino y guía), para así poder ayudar a encontrar junto a un compañero de cuatro patas, artefactos explosivos, que mediante una detonación o desactivación profesional, evitara acabar con vidas o destruir sueños. Él mismo, en medio de su preocupación por la salud de Prisca, cuenta que después de un año logró su objetivo, realizar el curso, contando con la suerte de recibir a su fiel amiga de tan solo un año de edad, la misma que después de ocho largos meses se convertiría en su lanza inseparable.
Al llegar al centro veterinario, Prisca fue atendida de forma inmediata por un médico especialista en cirugía de pequeñas especies, quien después de realizar una revisión de su estado, anticipó un diagnóstico desfavorable.
En el transcurrir de la noche, Prisca que se encontraba en una pequeña camilla acompañada de su inseparable guía, recibía cada dos horas altas dosis de antibiótico vía intravenosa y medicamentos para aliviar el dolor que producía las diferentes laceraciones que tenía en su mentón, cuello y parte abdominal.
Mientras el reloj del centro veterinario marcaba las 3:15 AM, Prisca que se encontraba dormida, lentamente dejó de respirar, su valiente corazón lastimado por el daño que ocasionó la onda explosiva en su cuerpo, palpitó por última vez. El soldado Chia tomó entre sus brazos el cuerpo de su fiel amiga y lo abrazó fuertemente.
Luego expresó “Durante el tiempo que Prisca estuvo conmigo, ella salvo en más de una ocasión la vida de mis compañeros y la mía, es una heroína, una guerrera de cuatro patas y mi fiel amiga, que siempre llevaré en mi corazón”.
El Ejército Nacional diariamente avanza en el fortalecimiento del entrenamiento a estos binomios que constantemente salvaguardan la vida e integridad de la población civil y propias tropas en todo el territorio colombiano.